LA “OPOSICIÓN” EN COLOMBIA Y EL DÉFICIT EDUCATIVO EN CIENCIAS SOCIALES

"La gran marcha", caricatura de Bolche (tomada de: https://www.las2orillas.co/caricatura-la-gran-marcha/)
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por Diego Andrés Escamilla Márquez

El pasado lunes 26 de septiembre, los sectores de la llamada “oposición” en Colombia convocaron a una manifestación nacional en contra del reciente gobierno de Gustavo Petro. Si bien las marchas que se realizaron en esta ocasión no tuvieron las mismas proporciones que las llevadas a cabo en años anteriores, convocadas y lideradas generalmente por movimientos y agrupaciones alternativos, tampoco se puede negar el apoyo que recibieron de significativos sectores de la población, especialmente en ciudades como Medellín y Bogotá.

No era de extrañar: el pequeño  margen de diferencia en las elecciones del 19 de junio (casi un 3%) y la molestia de varias capas de las clases dominantes (y sus respectivos medios de comunicación) por el talante modestamente reformista de Petro, entre otros factores, han mantenido la mentada “polarización”, especialmente en ese sector de ultraderecha que resultó ser más uribista que el mismo Uribe y cuyos representantes parecen liderar hoy la “oposición”.    

El problema de esta “oposición” es que la masa significativa de personas que la componen basa lo más fuerte de su argumentación política en mentiras y posturas irracionales. Los ejemplos sobran, basta echar un vistazo a las redes sociales y analizar los disparates expresados por la gente que asistió de manera sincera a la referida marcha: que los médicos cubanos van a tomarse el sistema de salud, que Colombia se va a convertir en Venezuela, que la vicepresidenta es un simio, que Petro es comunista, que el comunismo es malo, que ojalá vuelva el paramilitarismo, que viva Carlos Castaño, etc. Argumentos que de manera más elaborada y altisonante pronuncian los representantes más destacados del fascismo colombiano (Miguel Polo Polo, María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Miguel Turbay, Fernando Londoño, Enrique Gómez, entre otros).

En política, la mentira y la irracionalidad no son inofensivas, ni chistosas, todo lo contrario, son altamente peligrosas. Bastante sabemos acerca de los crímenes de lesa humanidad ocasionados por los regímenes políticos de Europa entre 1920 y 1940 que basaron su accionar en estos dos pilares (la mentira y la irracionalidad) y no puede olvidársenos sus efectos más recientes en los gobiernos uribistas de Colombia, Jair Bolsonaro en Brasil y Trump en Estados Unidos, por solo citar algunos ejemplos de este hemisferio.  

Los nuevos fascistas, siguiendo el ejemplo de los viejos, usan adrede la mentira y la irracionalidad porque bien saben ellos que a las masas de hoy, más que nunca, no les importa la verdad sino la emocionalidad, sentir más que razonar, el argumento fácil y rápido más que la idea compleja que requiere tiempo para estudiarla. Lo saben y por ello son tan prolíficos en sus consignas, en sus trinos y en sus salidas públicas, porque tal cual puteros se aprovechan de personas intelectualmente «vulnerables» para obtener beneficios completamente vergonzosos. Los fascistas de hoy, como los de antaño, necesitan de estas masas engañadas, enceguecidas, irreflexivas, para que el día de mañana, llegada la última instancia, hagan el trabajo sucio por ellos.

Tal situación suscita una pregunta: ¿Cómo esta significativa masa de población que está configurando la actual “oposición” en Colombia ha llegado a aceptar la mentira y la irracionalidad como formas legítimas de hacer política? Sin duda deben existir muchos factores (internos y externos) que expliquen esta disposición ideológica al fascismo por parte de una importante fracción de la sociedad colombiana, pero quisiera detenerme en uno que es de mi incumbencia: el déficit en la educación, específicamente, en la educación concerniente al área de Ciencias Sociales.

Según el Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación (ICFES), el objetivo de la enseñanza de Ciencias Sociales en Colombia es lograr que los estudiantes analicen y comprendan el mundo social de manera científica, de tal forma que les sirva de referente y de utilidad para su ejercicio como ciudadanos[1]. El ICFES considera que esta pretensión científica de lo social, en un ciudadano o ciudadana en formación, debe cumplir por lo menos con tres competencias: 1) pensamiento social, 2) interpretación y análisis de perspectivas y 3) pensamiento reflexivo y sistémico.

Con respecto a la primera competencia (pensamiento social), se espera que las egresadas y los egresados de Secundaria en Colombia tengan la capacidad para identificar y usar conceptos básicos de las Ciencias Sociales, es decir, que comprendan y sepan cómo usar las definiciones de términos tan importantes como capitalismo, socialismo, comunismo, revolución, imperialismo, feminismo, Derechos Fundamentales, Estado Social de Derecho, crisis ambiental, fascismo, paramilitarismo, insurgencia, etc., esenciales en el debate político de hoy, tanto en Colombia como en el mundo, pero frente a los cuales la actual «oposición» no guarda reparos en desconocerlos y, todavía más, en usarlos de manera inadecuada para generar desinformación y miedo.

Dentro de esta primera competencia, el ICFES también busca que los y las estudiantes de 11° comprendan las dimensiones y relaciones temporales y espaciales de hechos históricos y problemáticas sociales: así, por ejemplo, se confía en que la futura ciudadanía entienda que la URSS ya no existe; que ningún sistema económico es algo “natural”, ergo, se pueden transformar o superar; que Dios, como supuesta entidad, poco o nada ha tenido que ver con el desenvolvimiento de las sociedades humanas; que en el mundo no existen razas, mucho menos en América Latina, sino grupos humanos racializados por otros para usufructuar sus cuerpos y capacidad de trabajo; que el conflicto armado y social en Colombia tiene causas estructurales, las cuales, no por exagerar, se pueden remontar a la Conquista y tienen que ver con la participación política y la distribución de la tierra, más que con el «buen corazón» o «mal corazón» de sus actores; que las revoluciones han hecho avanzar a la humanidad más de lo que la han hecho retroceder; que ningún derecho, en ninguna parte del mundo y en ninguna parte de la historia, se ganó sin mediar primero un proceso de lucha social; que la humanidad ha llegado al actual estadio evolutivo fundamentalmente por la cooperación y no por la competencia; que la crisis medioambiental y los estragos de la Covid-19 son resultado del modo de producción capitalista; y que naciones o patrias son invenciones cuyo uso principal es justificar las guerras. Todos estos ejemplos, entre otros, tienen que ver con las actuales discusiones en Colombia y dadas las evidencias científicas que existen al respecto, es supremamente desgastante lidiar con una «oposición» que continuamente las niega. Como diría Bertolt Brecht: «¿Qué tiempos son estos en los que tenemos que defender lo obvio?«

En la segunda competencia (interpretación y análisis de perspectivas), se busca que el estudiantado analice críticamente la información que circula en la sociedad, evalúe si procede de fuentes primarias o secundarias, identifique su contexto de enunciación y valore la pertinencia y solidez de la misma. Más importante todavía, esta competencia tiene como fin que las y los estudiantes valoren y juzguen las perspectivas de individuos y grupos sociales que interactúan en un momento determinado. De este modo, es inquietante cómo una gran cantidad de personas en Colombia creen como fidedignas las fake news trasmitidas por Whatsapp o Facebook, que no se tomen el tiempo de cotejarlas, que no se detengan en mirar cuáles son las fuentes, que no lean el documento oficial (el Informe de la Comisión de la Verdad, por ejemplo), que no escuchen el discurso completo (el de Petro en la ONU, por ejemplo), que no toleren otras miradas y posiciones, pero, peor aún, que se sientan insultadas cuando se les argumenta, con razones, que su perspectiva es machista, racista, fascista o xenófoba.

Por último, en la tercera competencia (pensamiento reflexivo y sistémico), el objetivo es que los y las estudiantes analicen y valoren los posibles usos de modelos conceptuales para determinadas problemáticas sociales, y que comprendan las distintas dimensiones de la vida social y los efectos de una decisión político-social dentro de las mismas. En ese contexto, resulta desalentador que las personas que se hacen llamar de la “oposición” insistan en la “guerra contra las drogas”, en la salida militar del conflicto, en la expresión “ideología de género”, en penalizar el aborto, en seguir mercantilizando (privatizando) la salud y la educación, en no cobrarle impuestos a las grandes fortunas, en legalizar el porte de armas, en mantener el predominio de la economía fósil, en sabotear la reforma agraria, en criminalizar a los que protestan, en defender el neoliberalismo (en particular) y el capitalismo (en general), en fin… ¿Acaso no son suficientemente evidentes los graves problemas y altos costos que implica seguir machacando las soluciones planteadas por este tipo de modelos conceptuales?

No es para ser dramáticos, pero definitivamente en Colombia hay un déficit de educación en Ciencias Sociales. De hecho, las pruebas Saber 11 así lo demuestran: los resultados en Ciencias Sociales y Competencias Ciudadanas hasta el año 2021 tendieron a la baja, en ese año, incluso, tal campo de conocimiento obtuvo el promedio más bajo de todos. Con esas valoraciones no es extraño que la “oposición”, sin mucho esfuerzo intelectual, goce de un relativo éxito.

Mejorar esta situación merece el concurso de docentes de Ciencias Sociales, padres/madres de familia, estudiantes, directivos, funcionarios públicos y población en general que sean conscientes de los peligros políticos y sociales de la ignorancia, especialmente de la ignorancia en el conocimiento social. Sueño con el día en el que la oposición al progresismo provenga de los sectores revolucionarios y no de los reaccionarios; mientras ese día llega, luchemos para que la mentira y la irracionalidad no tengan más peso en la política, especialmente en tiempos tan azarosos como estos, en los que el fascismo retoña nuevamente en Europa (con la elección en Italia de Giorgia Meloni) y no acaba de desaparecer en Nuestra América.


[1] Guía de Orientación Saber 11°. 2021, 1., p. 55, URL: https://www2.icfes.gov.co/documents/39286/8165657/Gu%C3%ADa+de+orientaci%C3%B3n+Saber+11.%C2%B0+2021-1+Pdf+accesible.pdf


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1 comentario

  1. Q Bueno q nos ponga a pensar, necesitamos caminar mas despacio ahondando en el terreno que caminamos, que nuestros pies muestren la pisada dejada al transitar.

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